Tras mi paso por la universidad me quedó una sensación un tanto amarga, lo que me habían enseñado no terminaba de funcionar con los pacientes, ni conmigo misma, así que, un tanto decepcionada, decidí marcharme a Reino Unido y fue allí dónde mi salud empezó a mermar, visité muchos especialistas médicos pero no me daban soluciones ni sentido a lo que me ocurría, sólo fármacos que ni siquiera ayudaban a paliar los síntomas, y un “te tienes que acostumbrar a vivir así”