Ningún sistema del cuerpo actúa de forma independiente. Cada proceso físico está entrelazado con la historia emocional, los hábitos, el entorno, las relaciones y la manera en que el sistema nervioso se adapta al mundo. Desde esta mirada, el acompañamiento se vuelve profundamente individual y humano, adaptado a las necesidades reales de cada persona, respetando su momento, su biología y su historia, esto es lo que hace de esta filosofía un abordaje integrativo.